1.-¿Por qué
y para qué escribe Pablo Benavente?
Escribir nace -siempre, quiero creer- de una necesidad, una impotencia a la
hora de sincerarte con el hombre al otro lado del espejo. Nace de encontrar una
utilidad en hablarte en tercera persona, escribir, leerte, y entender, algo
mejor, lo que te pasa por la cabeza.
2- Describe la poesía en una frase o qué palabra describe mejor la poesía
para tí
La primera frase de "Circo de Quimeras"(Harpo Libros), mi primer
poemario, reza: La poesía es coserle una cremallera a las heridas.
Imagino que
la veo un poco así, es inmortalizar sensaciones, sentimientos, es escribir para
transmitir todas las sensaciones que no se muestran escribiendo.
3.- ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida
o te basas en la inspiración del momento?
Tengo un ritual -o algo así-: Sólo escribo de madrugada, a las tantas, a esas
horas en las que cualquier indicio de vida no hace más que recordarte que no
deberías estar despierto. También la música que escucho mientras lo hago
-Quique González o Nacho Vegas, por ejemplo- son parte del ritual.
Y, bueno, por lo general soy incapaz de "sentarme a escribir", no
me sale nada, absolutamente nada. Cuando me siento a darle forma al poema hago
trampas: Ya lleva un tiempo dando vueltas por la cabeza.
4.- Hablenos sobre su poemario " circo de quimeras " ¿ qué se
encontrará el lector en el?
Circo de Quimeras es un poemario necesario. Cuando hablo de
"necesario" es por la edad que tenía al escribir la mayor parte de él
-en torno a los dieciocho años-, lo veo como un primer ladrillo, el pilar base
de algo que ni yo sé a dónde llegará o podría llegar, pero que tiene que empezar
por algún lado. Cuando empiezas a escribir imitas a tus maestros, expresas las
inquietudes de un crío de dieciocho años con unas cuantas perdidas personales y
muchos pájaros por la cabeza, hasta que, poco a poco, buscas una voz propia.
Poco tiene que ver lo que escribo ahora con lo que escribía por entonces, pero
me releo con cariño.
El lector, en este poemario, se encontrará con un duelo, dos historias
entrelazadas, mezcladas por completo pero que nunca llegan a tocarse: La
historia de dos quimeras, en todos los sentidos. Dos historias inevitables, a
su modo, e imposibles -o increíbles-, también a su modo. Estuve perdidamente
enamorado de una persona, prácticamente desde que tenía uso de razón, y se fue
-o la eché, o hice que se fuera. Tengo muchas versiones- al mismo tiempo que
abandonaba la vida una persona que ya era mayor cuando llegué a ella, y que era
-y es- culpable de que yo sea, sienta, y piense como pienso. Te quedas un poco
cojo cuando te tambalean los pilares del mundo sin previo aviso.
5-¿Cómo ve la escena poética en la actualidad?
Poetas hubo siempre -buenos, buenísimos, genios, malos, malísimos y nefastos
¿Quién puede decir cuál es cuál?-, ahora "se ve" que están. Las redes
sociales, el hecho de que la poesía se haya quitado el velo, o la capa, de
malditismo y elitismo que ha tenido siempre, y que, ahora, los eventos poéticos
no sean vistos como una reunión de pirados marginales -aunque parezca
inverosímil, no hace tanto de esto- han ayudado a que se descubran muchos más
poetas de los que se está acostumbrado. Esto, obviamente, tiene un lado bueno,
y algunos malos, pero sólo podremos estudiar el fenómeno -desde el punto de
vista de autores- cuando pase la ola, y veamos qué nos queda.
La auténtica revolución, en el panorama poético actual, la hacen los
lectores. Ya lo dijo Irene X. Nada de esto sería así si no hubiera una
creciente generación joven que, de repente, ve normal consumir regularmente
poesía y acudir a recitales y micros abiertos. Con que uno, de esos miles de
jóvenes, cultive una auténtica pasión por la poesía -esto es, ya que la poesía
no se coge con pinzas, una sed insaciable de libros y autores-, ya ha merecido
la pena todo. Absolutamente todo.
6-¿En qué estás trabajando en estos momentos?
Si hablas literalmente, trabajo en un teatro, de taquillero, jamás querría que
la poesía tuviese la responsabilidad de darme un techo fuera de mi cabeza. Pero
sé que te refieres al terreno literario. Actualmente estoy dando las pinceladas
finales a mi segundo trabajo: Izar la negra, un poemario mucho más oscuro, y
adulto, que verá la luz en enero, con prólogo de Alberto Claver, epílogo de
David González, y de la mano de Frida ediciones. Tengo muchas ganas de izar la
negra, al más puro estilo Hesse.
7-Organiza jams poéticas en Granada, cuentenos un poco en que consisten,
Organizaba. Ahora vivo en Madrid -llevo dos meses-, las jams las sigue llevando
-y me consta que aún mejor- Alberto Claver. La jam de poesía de Granada es una
copia necesaria de las ya comunes jams de poesía de Madrid. Cuando empecé a
recorrer España de la mano de mis poesías, me encontré con estos eventos, y, al
volver a Granada, sentía que me faltaba algo, así que traté de crearme una
pequeña Malasaña en La Tertulia, un mítico bar y sala de conciertos de Granada.
Para mi sorpresa, llegamos a tener cien personas, cada dos semanas, escuchando
a quince -teníamos tiempo limitado, y cortábamos en quince la lista de
participantes- poetas prácticamente primerizos.
8- Y finalmente ¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de
empezar a publicar?
Paciencia, leer mucho, y vivir más todavía. La poesía es experiencia y
lectura. No puedes emborracharte sin haber bebido.
POEMAS:
Secreto a voces (incluido en
Izar la negra):
Habrá palabras nuevas para
la nueva historia
y es preciso encontrarlas
antes de que sea tarde.
Ángel González
Fingimos que la mala suerte era un
bache necesario, y llegó el día
en el que sólo nos preguntábamos el
color del abrigo con el que nos iba a abrazar,
la tristeza, esa misma noche.
Como si todo, a las cinco de la
mañana,
le quitara cualquier pequeño sentido
que le hubiéramos podido dar, de día, al sol.
Cansados de presenciar milagros a
pie de calle y decepciones entre las nubes,
asfaltamos el miedo haciendo, de la
vida,
una carretera de un único sentido.
Y esperanza, lo llamamos, sí,
y, otra vez, nos dejamos la cara y
las manos por un dios
que, en el fondo, todos, sabíamos
que no existía.
Y pintaron de rojo, y dibujaron
cuernos, a todo el que quiso oponerse.
Pero si ellos son el demonio, lo
siento,
está claro que elegimos mal el
bando.
El olvido debe llevar un vestido de
infarto
porque cada cuatro años volvemos a
meternos, obedientes, en su aserradero,
y el mismo serrín de hacer con
nosotros lo que quieren,
es el que usan como confeti en sus
fiestas, nuestras pieles
tapizan sus deportivos, y ya no nos
queda más que aceptar que somos
nuestra principal razón, causa,
excusa y motivo para ser tan, absurdamente,
dóciles.
Pero ahí fuera siguen sueltos los
hijos del hermano bastardo, escondidos
en torno a sus hogueras, haciendo
sonar sus tambores
para recordarnos que estamos en
guerra.
Los que cuentan el gran secreto a
voces: Que las heridas en las manos valen más
que cualquier título nobiliario.
Ahí fuera, siguen los que tuvieron
que cargar, como una droga cualquiera,
con una mala reputación,
los que no van a rendirse hasta ver
el mundo, su mundo, arder.
Los que hacen de la madrugada un
buzón de reclamaciones a la vida.
Ahí fuera siguen, pintados de rojo,
con la sangre de cientos, ahí
fuera, siguen, con los cuernos de
corretear tanta mentira.
Y como decía, si ellos son el
demonio, perdona que les diga,
está claro que elegimos mal el
bando.
Así que no lo olvides, la próxima
vez
que te cuenten como a un simple
número,
que dios los crea, sí.
De acuerdo.
Pero ellos, nosotros,
somos los que los esquivamos.
Major Tom
(inédito):
Ahora llegas
a tu torreón
siempre tras
las doce ,
con los
zapatitos de cristal en la mano,
y apestando
a brujería.
Nayar Crespo
Sexo, Otis Redding, y risas. Como un
cóctel
perfectamente servido.
Nosotros.
El manual, como el mapa de Piri
Reis, regalo de los Antiguos Reyes:
Cómo evitar el apocalipsis, en la
trinchera de una cama
donde siempre atardece, si sigues el
ritmo de un blues dedicado
al mismísimo diablo.
Con la risa como bandera, algún
suspiro en la recámara,
y una mochila.
Esa que dejaste en la puerta,
trescientos kilómetros después,
apestando a brujería,
antes de recordar cómo era eso de no
controlar nada,
antes de alzar el puño,
dar la orden: ignición
and the stars look very different today, como Tom
en la canción de Bowie.
Tener que volver a buscar el
significado del tedio,
en el diccionario, o regalarte,
gustoso,
aquel libro diez años mayor que yo,
al que, hasta ayer,
-creía- quería seguir teniendo, como
un cuadro,
un mandala de evasivas, siempre
visible cada mañana
-y ojalá entiendas
el mensaje-,
más que nada
en este mundo.
Ya ves, y sólo seguíamos un reguero
de maná derramado
por el suelo.
Lo seguíamos como se sigue una
religión, sin dudas, sin preguntas.
Seguíamos nuestro rastro sin saber
si encontraríamos
una charca
o un cadáver de algo terriblemente
hermoso.
Como decía, y ya me callo –no te
vayas a despertar, aún-:
Sexo, Otis Redding, y risas.
Como un coctel
perfectamente
servido.
Nosotros.