viernes, 20 de noviembre de 2015

PABLO BENAVENTE



Pablo Benavente nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) en el 89. Desde que tuvo sentido de la razón -contando con que alguna vez lo haya tenido- quiso volar del nido usando pasaportes falsos y parafraseando a Quique González. Ha trabajado de periodista, relaciones públicas, comercial, camarero, albañil, pintor, electricista, mecánico, taquillero, y en una cadena de montaje en una fábrica de cuyo nombre prefiere no acordarse. Ha vivido en Cádiz, Sevilla, Granada y, ahora, desde hace más bien poco, Madrid, donde espera quedarse hasta la próxima vuelta de tuerca.

Circo de Quimeras (2015, Harpo Libros) es su primer poemario, publicado cuando tocaba, muchos años después de su realidad. Participa junto a otros autores en la antología autoeditada Degeneración Salvaje (2015), y está preparando, pincelada a pincelada, su próximo poemario, titulado Izar la negra, que verá la luz en enero, de la mano de Frida ediciones.


ENTREVISTA:




1.-¿Por qué y para qué escribe Pablo Benavente?

Escribir nace -siempre, quiero creer- de una necesidad, una impotencia a la hora de sincerarte con el hombre al otro lado del espejo. Nace de encontrar una utilidad en hablarte en tercera persona, escribir, leerte, y entender, algo mejor, lo que te pasa por la cabeza.
2- Describe la poesía en una frase o qué palabra describe mejor la poesía para tí

La primera frase de "Circo de Quimeras"(Harpo Libros), mi primer poemario, reza: La poesía es coserle una cremallera a las heridas.

Imagino que la veo un poco así, es inmortalizar sensaciones, sentimientos, es escribir para transmitir todas las sensaciones que no se muestran escribiendo.
3.- ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te basas en la inspiración del momento?

Tengo un ritual -o algo así-: Sólo escribo de madrugada, a las tantas, a esas horas en las que cualquier indicio de vida no hace más que recordarte que no deberías estar despierto. También la música que escucho mientras lo hago -Quique González o Nacho Vegas, por ejemplo- son parte del ritual.

Y, bueno, por lo general soy incapaz de "sentarme a escribir", no me sale nada, absolutamente nada. Cuando me siento a darle forma al poema hago trampas: Ya lleva un tiempo dando vueltas por la cabeza.

4.- Hablenos sobre su poemario " circo de quimeras " ¿ qué se encontrará el lector en el?

Circo de Quimeras es un poemario necesario. Cuando hablo de "necesario" es por la edad que tenía al escribir la mayor parte de él -en torno a los dieciocho años-, lo veo como un primer ladrillo, el pilar base de algo que ni yo sé a dónde llegará o podría llegar, pero que tiene que empezar por algún lado. Cuando empiezas a escribir imitas a tus maestros, expresas las inquietudes de un crío de dieciocho años con unas cuantas perdidas personales y muchos pájaros por la cabeza, hasta que, poco a poco, buscas una voz propia. Poco tiene que ver lo que escribo ahora con lo que escribía por entonces, pero me releo con cariño.

El lector, en este poemario, se encontrará con un duelo, dos historias entrelazadas, mezcladas por completo pero que nunca llegan a tocarse: La historia de dos quimeras, en todos los sentidos. Dos historias inevitables, a su modo, e imposibles -o increíbles-, también a su modo. Estuve perdidamente enamorado de una persona, prácticamente desde que tenía uso de razón, y se fue -o la eché, o hice que se fuera. Tengo muchas versiones- al mismo tiempo que abandonaba la vida una persona que ya era mayor cuando llegué a ella, y que era -y es- culpable de que yo sea, sienta, y piense como pienso. Te quedas un poco cojo cuando te tambalean los pilares del mundo sin previo aviso.

5-¿Cómo ve la escena poética en la actualidad?

Poetas hubo siempre -buenos, buenísimos, genios, malos, malísimos y nefastos ¿Quién puede decir cuál es cuál?-, ahora "se ve" que están. Las redes sociales, el hecho de que la poesía se haya quitado el velo, o la capa, de malditismo y elitismo que ha tenido siempre, y que, ahora, los eventos poéticos no sean vistos como una reunión de pirados marginales -aunque parezca inverosímil, no hace tanto de esto- han ayudado a que se descubran muchos más poetas de los que se está acostumbrado. Esto, obviamente, tiene un lado bueno, y algunos malos, pero sólo podremos estudiar el fenómeno -desde el punto de vista de autores- cuando pase la ola, y veamos qué nos queda.

La auténtica revolución, en el panorama poético actual, la hacen los lectores. Ya lo dijo Irene X. Nada de esto sería así si no hubiera una creciente generación joven que, de repente, ve normal consumir regularmente poesía y acudir a recitales y micros abiertos. Con que uno, de esos miles de jóvenes, cultive una auténtica pasión por la poesía -esto es, ya que la poesía no se coge con pinzas, una sed insaciable de libros y autores-, ya ha merecido la pena todo. Absolutamente todo.

6-¿En qué estás trabajando en estos momentos? 

Si hablas literalmente, trabajo en un teatro, de taquillero, jamás querría que la poesía tuviese la responsabilidad de darme un techo fuera de mi cabeza. Pero sé que te refieres al terreno literario. Actualmente estoy dando las pinceladas finales a mi segundo trabajo: Izar la negra, un poemario mucho más oscuro, y adulto, que verá la luz en enero, con prólogo de Alberto Claver, epílogo de David González, y de la mano de Frida ediciones. Tengo muchas ganas de izar la negra, al más puro estilo Hesse.

7-Organiza jams poéticas en Granada, cuentenos un poco en que consisten,

Organizaba. Ahora vivo en Madrid -llevo dos meses-, las jams las sigue llevando -y me consta que aún mejor- Alberto Claver. La jam de poesía de Granada es una copia necesaria de las ya comunes jams de poesía de Madrid. Cuando empecé a recorrer España de la mano de mis poesías, me encontré con estos eventos, y, al volver a Granada, sentía que me faltaba algo, así que traté de crearme una pequeña Malasaña en La Tertulia, un mítico bar y sala de conciertos de Granada. Para mi sorpresa, llegamos a tener cien personas, cada dos semanas, escuchando a quince -teníamos tiempo limitado, y cortábamos en quince la lista de participantes- poetas prácticamente primerizos.

8- Y finalmente ¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar? 

Paciencia, leer mucho, y vivir más todavía. La poesía es experiencia y lectura. No puedes emborracharte sin haber bebido.


POEMAS:


Secreto a voces (incluido en Izar la negra):


Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
Ángel González


Fingimos que la mala suerte era un bache necesario, y llegó el día
en el que sólo nos preguntábamos el color del abrigo con el que nos iba a abrazar,
la tristeza, esa misma noche.
Como si todo, a las cinco de la mañana,
le quitara cualquier pequeño sentido que le hubiéramos podido dar, de día, al sol.
Cansados de presenciar milagros a pie de calle y decepciones entre las nubes,
asfaltamos el miedo haciendo, de la vida,
una carretera de un único sentido.
Y esperanza, lo llamamos, sí,
y, otra vez, nos dejamos la cara y las manos por un dios
que, en el fondo, todos, sabíamos que no existía.
Y pintaron de rojo, y dibujaron cuernos, a todo el que quiso oponerse.
Pero si ellos son el demonio, lo siento,
 está claro que elegimos mal el bando.

El olvido debe llevar un vestido de infarto
porque cada cuatro años volvemos a meternos, obedientes, en su aserradero,
y el mismo serrín de hacer con nosotros lo que quieren,
es el que usan como confeti en sus fiestas, nuestras pieles
tapizan sus deportivos, y ya no nos queda más que aceptar que somos
nuestra principal razón, causa, excusa y motivo para ser tan, absurdamente,
dóciles.
Pero ahí fuera siguen sueltos los hijos del hermano bastardo, escondidos
en torno a sus hogueras, haciendo sonar sus tambores
para recordarnos que estamos en guerra.
Los que cuentan el gran secreto a voces: Que las heridas en las manos valen más
que cualquier título nobiliario.
Ahí fuera, siguen los que tuvieron que cargar, como una droga cualquiera,
con una mala reputación,
los que no van a rendirse hasta ver el mundo, su mundo, arder.
Los que hacen de la madrugada un buzón de reclamaciones a la vida.
Ahí fuera siguen, pintados de rojo,
con la sangre de cientos, ahí
fuera, siguen, con los cuernos de corretear tanta mentira.
Y como decía, si ellos son el demonio, perdona que les diga,
está claro que elegimos mal el bando.

Así que no lo olvides, la próxima vez
que te cuenten como a un simple número,
que dios los crea, sí.
De acuerdo.
Pero ellos, nosotros,
somos los que los esquivamos.




Major Tom (inédito):


Ahora llegas a tu torreón
siempre tras las doce ,
con los zapatitos de cristal en la mano,
y apestando a brujería.
Nayar Crespo


Sexo, Otis Redding, y risas. Como un cóctel
perfectamente servido.
Nosotros.

El manual, como el mapa de Piri Reis, regalo de los Antiguos Reyes:
Cómo evitar el apocalipsis, en la trinchera de una cama
donde siempre atardece, si sigues el ritmo de un blues dedicado
al mismísimo diablo.
Con la risa como bandera, algún suspiro en la recámara,
y una mochila.
Esa que dejaste en la puerta, trescientos kilómetros después,
apestando a brujería,
antes de recordar cómo era eso de no controlar nada,
antes de alzar el puño,
dar la orden: ignición
and the stars look very different today, como Tom
en la canción de Bowie.

Tener que volver a buscar el significado del tedio,
en el diccionario, o regalarte, gustoso,
aquel libro diez años mayor que yo, al que, hasta ayer,
-creía- quería seguir teniendo, como un cuadro,
un mandala de evasivas, siempre visible cada mañana
-y ojalá entiendas
el mensaje-,
más que nada
en este mundo.



Ya ves, y sólo seguíamos un reguero de maná derramado
por el suelo.
Lo seguíamos como se sigue una religión, sin dudas, sin preguntas.
Seguíamos nuestro rastro sin saber si encontraríamos
una charca
o un cadáver de algo terriblemente hermoso.

Como decía, y ya me callo –no te vayas a despertar, aún-:
Sexo, Otis Redding, y risas.
Como un coctel
perfectamente
servido.

Nosotros.