lunes, 6 de mayo de 2013

LOS LABIOS ( RAFAEL MERIDA)



De ellos escapa el viento modulando sonidos con los que hilvanar las ideas gráficamente y dejar caer palabras en busca de un sentido, de un entendimiento real, formando frases que vuelen buscando el oído que sepa escucharlas para provocar con ellas una reacción en el interlocutor. Estoy hablando de los labios, y dicho así puede parecer que no son más que un instrumento, una pieza más en el engranaje del cuerpo humano, pero cuando esto escribo estoy pensando en unos labios concretos y ellos más que una pieza son un vehículo, un transmisor a través del cual entiendo, siento y crezco.

Sus labios, los de ella, son un paraíso terrenal, uno de esos lugares en los que no me importaría afirmar mi vocación sedentaria y permanente, ellos son la antesala de un universo fascinante, son la puerta, el anuncio hermoso de algo que en conjunto es insondable y sublime.

Son capaces, ellos solos, de hacerme perder la razón, el norte y hasta la noción del tiempo, y ninguna de esas pérdidas me importan, muy al contrario ese extravío es algo más que debo agradecer a la poseedora de esos labios que llaman incesantemente a la ternura, al amor, a la pasión, al deseo y a la luz, ellos me invitan a seguir explorando, a descubrir cada rincón de esa maravillosa persona y ninguno de esos rincones es menos hermoso que el terciopelo húmedo de sus labios.

Me enamoran sus labios, pero no la amo por lo que ellos me dan, mas bien lo hago por lo que festivamente anuncian, por lo que pregonan, por el regalo inigualable que viene detrás o junto a ellos.

© Rafael Mérida Juan
Edel, flor de poesía

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